domingo, 14 de agosto de 2011

TERAPIA CON CELULAS MADRE (Tercera parte)

          Las controversias y oposición creadas por los sectores más retrógrados de la cultura y la ciencia, han creado una masa espectacular de desinformación y mitos en torno al uso de células madre en seres humanos y aún en animales.  Son esos grupos los que sistemáticamente se han opuesto a la investigación y uso clínico de uno de los recursos prometedores jamás descubiertos en toda la historia de la medicina y de la ciencia en general.  Sin embargo, no hay que sorprenderse. Una mirada al pasado nos enseña que los descubrimientos más importantes han encontrado casi siempre una formidable oposición;
empezando por Hipatia que vislumbró lo que Galileo propuso como teoría heliocéntrica;  a Miguel Servet, quemado en la hoguera en Ginebra, bajo la regencia de Calvino, por su crítica al dogma ; los ataques al gran Pasteur, por parte de sus coetáneos por sus propuestas sobre la teoría microbiana de la enfermedad;  la oposición a Marie Curie por los Rayos X.  La historia contiene el recuerdo de personajes que han sido mártires de la ciencia, una interminable lista de seres humanos de extraordinaria contextura espiritual que renunciaron a los halagos de la vida y los intereses egoístas, en su desinteresado afán de mitigar el sufrimiento de sus semejantes, a pesar de las acechanzas y los peligros que existen al confrontar los intereses establecidos.
     En torno a las células madre, la crítica más enconada se halla en los aspectos religiosos ó bioéticos. Sin embargo, existen ya los hechos científicos que fundamentan una respuesta que derrumba las posturas del dogma religioso, y solventa varios de tipo bioético, brillantemente expuesta en el libro “Terapia Celular con Células Madre y Medicina Regenerativa”, (Editorial Alfil, México D.F. alfil@editalfil.com) de los médicos Gerardo Martín González López, Dolores Javier Sánchez González y Carlos Armando Sosa Luna.
     He podido enterarme de los bloqueos y oposición que el grupo de médicos mexicanos han tenido que remontar para continuar con sus investigaciones y protocolos clínicos en pacientes afectados de enfermedades consideradas incurables ó que el arte de la Medicina puede ofrecer en la actualidad en el acervo de conocimientos y tratamientos. Esta adversidad no es sólo institucional, sino de la misma clase médica que se obstina en estar anclada en sus nichos de interés personal y negarse al estudio formal sobre un tema que sus propios pacientes indagan con ellos para encontrar respuestas rechazantes, sin ningún fundamento racional y que obedece a una opinión personal desinformada.
     He presenciado casos en que los médicos condenan la acción de sus pacientes que han decidido buscar y ejercer en ellos alternativas de cura al someterse a protocolos con células madre.  No he visto que alguno de esos médicos se comunique con el médico responsable del trasplante de células madre, que investigue y acuerde en conjunto el manejo clínico para beneficio del paciente, siendo la postura ética y humana apropiada.
     Los linajes de células madre usadas por el grupo de médicos señalado, salvan por completo las objeciones religiosas y bioéticas.  La tecnología empleada es inmensamente compleja, desde el cultivo en el laboratorio de cada capa celular, ectodérmicas, mesodérmicas y endodérmicas, con rigurosos controles de los factores moleculares que son empleados para mantener la in diferenciación como células pluripotenciales (capaces de convertirse en células diferenciadas de acuerdo al órgano afectado) hasta la creación del medio de suspensión y conservación con la pléyade de nutrientes necesarios para las células (un millón por mililitro) y para el paciente que las recibirá.  Los acuerdos con laboratorios en Suiza, país tradicionalmente proclive a la medicina regenerativa, es parte del proceso de obtención y conservación de células madre.  He sabido también, que los hombres de negocios Suizos ofrecieron comprar la patente de los médicos mexicanos y el ofrecimiento fue declinado, pues no obedece al interés científico y humanitario que es fácil observar en este notable grupo.
     Actualmente, cualquier médico interesado en el uso de células madre, puede tener fácil acceso a la nutrida información científica y popular existente en internet.  Las revistas médicas han publicado casos de pacientes afectados de Parkinson, sección de la médula espinal, autismo, enfermedades auto inmunes, e infartos del miocardio, entre muchos otros, que han sido exitosos. Cotidianamente se vierten nuevos reportes médicos de los beneficios de esta técnica en la medicina moderna;  a pesar de esa realidad, persiste la ignorancia y desinformación que impide el acceso de estos descubrimientos a la mayoría de la población.
     Uno de los aspectos confusos a primera vista, es el origen de las células madre: de embriones, fetos, cordón umbilical, de adultos, de animales, humanos, y hasta tumores extraídos a enfermos de cáncer.  Hay razón para la confusión por la cantidad de investigación que se ha realizado a partir de cada uno de esos orígenes. Es una confusión que solamente puede ser aclarada con el conocimiento derivado de un poco de estudio y preguntas a los especialistas en medicina regenerativa.  Cada categoría plantea diversas posibilidades de obtención, uso clínico e investigación  con células madre. Y cada una de ellas tiene alcances y limitaciones que se reflejan en el beneficio de su empleo.  Una investigación juiciosa de la cantidad de clínicas que ofrecen terapias con células madre, ó bien productos en el mercado derivadas de ellas, debe ser vista con el criterio de los niveles ya conocidos y descritos por la medicina regenerativa:
     Nivel I, la aplicación de sustancias humanas, de animales, plantas y microorganismos, como proteínas, genes y biomoléculas.
     Nivel II, la aplicación de células y tejidos con fines de tratamiento, como ingeniería de tejidos en quemados, terapia celular y sustancias liofilizadas.
     Nivel III, aplicación de células madre de origen embrionario y adulto;  es la terapia celular con células madre.
     Nivel IV, aplicación de materiales nuevos y diferentes como prótesis, nanorobótica, robótica biónica, biología molecular y otros.

     Es interesante notar que el uso del tercer nivel puede comprender beneficios obtenidos en el nivel primero y segundo.  Muchísimas clínicas ofrecen terapia celular y sus métodos comprenden únicamente los primeros dos niveles.  Otras indican el uso de células madre, pero en realidad hacen provecho de las sustancias humorales (que desprenden las células madre) sin arraigo en tejidos enfermos. Hay grupos médicos que ofrecen la aplicación de células madre de animales. Medra, la clínica ubicada en República Dominicana y Em Cell ubicada en Ucrania y Alemania, echan mano de células extraídas del tejido cerebral e hígado de embriones humanos en etapas de desarrollo y diferenciación de menos de 12 semanas para evitar el rechazo por anticuerpos heterólogos.
     El grupo mexicano del Dr. González López emplea protocolos del tercer nivel y no tiene parecido a los métodos descritos.  No he tenido noticia de que se haga algo similar en el mundo, pues se usa una combinación de células plutipotenciales en diferentes proporciones de acuerdo a los requerimientos del paciente, de células ectodérmicas, mesodérmicas y endodérmicas, que son indicadas por los estudios de escrutinio con equipo de emisión eléctrica y medición de líquido intersticial, que da el índice de riesgo de los diversos órganos y sistemas del paciente, y la integración de la historia clínica.  El protocolo básico consiste en el trasplante por vía endovenosa de células madre suspendidas en medio fisiológico especial, 10 centímetros cúbicos en total con aproximadamente 10 millones de células vivas, activas y pluripotenciales, con aplicaciones semanarias hasta alcanzar diez aplicaciones: un billón de células al final del proceso.  El protocolo básico puede ser repetido varias veces de acuerdo al estado de enfermedad del paciente.  Cuanto mas inflamación y deterioro funcional exista, pueden ser requeridos más trasplantes.  No es posible determinarlo con precisión de antemano, porque depende de la remisión del padecimiento y el estado de enfermedad y salud que el paciente va presentando en el proceso.  Los beneficios de la terapia pueden ser sentidos entre la tercera y sexta semana de iniciado el tratamiento y pueden acentuarse y permanecer por meses y años.  Es adecuado aclarar que no se trata de un procedimiento con medicamentos, a los cuales los pacientes están habituados.  Es un proceso biológico de reconstrucción integral del cuerpo y todos sus componentes.  Sin embargo, hay casos en que la degeneración y destrucción tisular son tan extremas que no puede esperarse el beneficio espectacular que se obtiene en casos menos avanzados.  Por último, en medicina antienvejecimiento, posiblemente sea el recurso más útil de todos los existentes para vivir una edad avanzada con bienestar, situando en lugar secundario la prolongación de la vida.