Los medios de comunicación, salvo algunas contadas excepciones, han construído una concepción colectiva de la inseguridad fundamentada en la "lucha contra el narcotráfico", que oculta las causas verdadaderas de la violencia inusitada que los mexicanos estamos presenciando. Hemos dicho antes que el narcotráfico representa sólo el 7% del espectro total de la inseguridad, sin embargo, el ataque frontal, desmedido y estúpido que el Estado decidió emprender hace 4 años, lejos de abatir las actividades criminales de ese sector, logró fomentarlas a un grado tal que, se ha alzado como un asunto de "seguridad nacional". El resultado de la "guerra" interna que vivimos está a la vista de todos con el inmenso dolor e indignación colectivos de miles de mexicanos muertos y desaparecidos que crece diariamente.
Pudimos ser testigos del movimiento social en formas de marchas en múltiples ciudades del país y del extranjero, convocado por el escritor y poeta Javier Sicialia después de haber sido su hijo asesinado junto con otros seis seres humanos, exigiendo justicia y seguridad al propio Presidente de la República. No ha sido una manifestación de rechazo a la violencia, como lo manejaron muchos medios de comunicación, sino el repudio dirigido a las políticas puestas en marcha que han generado la guerra y a su autor, el propio Presidente de México, con el apoyo de la mayoría de la clase política en el poder.
No se trata de preferencias partidarias; el problema no es uno de partidos políticos, sino de toda una clase que detenta el poder y que se ha mostrado inmensamente insensible a las necesidades sociales donde cunde la pobreza de modo galopante.
El período de Desarrollo Estabilizador, creado durante el sexenio del Presidente Miguel Alemán, propició la creación de un sector industrial sólido y consistente, aun con las fallas necesarias de restricción de importaciones. La industria mexicana, sin ser de las mas prominentes, llegó a un grado de maduración donde podría haberse desarrollado sobre bases sustentables de no ser por los gobiernos subsiguientes que favorecieron enormes distorsiones en otros sectores, como el agropecuario sin resolver las situación del ejido y las corruptelas de una economía mixta, donde la injerencia del Estado se realizaba para favorecer intereses personales y enriquecimientos descomunales por saqueos al erario público. El movimiento estudiantil de 1968, como fenómeno internacional, cundió en México y fue finalmente reprimido tras la matanza de Tlatelolco, marcando el agotamiento del modelo de Desarrollo Estabilizador e instalando un ensayó de Populismo de izquierda irracional. Sin embargo, las funciones de un Estado Paternalista no desaparecieron, se hipertrofiaron. Dos sexenios bastaron para terminar con el Populismo, dejando a la República quebrantada en lo económico y lascerada en lo social, siendo la clase política la mas beneficiada del experimento. Con el gobierno gris del Presidente Miguel de la Madrid, cuyo lema fué la "renovación moral de la sociedad" que implicaba ya el deterioro de valores comunes a todos los mexicanos. Fue la etapa de inflación galopante que asedió a la America Latina y culminó con la llegada del Salinato. Fué el Presidente Salinas de Gortari quien inaguró el modelo económico Neoliberal que cuidadosamente fue preparado desde el sexenio anterior. Inaguró también la cultura del asesinato político, con la muerte del candidato a la presidencia Luís Donaldo Colosio y dió entrada a los protagonistas del Capitalismo Salvaje que hasta hoy prevalece en la sociedad mexicana, un modelo económico rapaz e inhumano, al igual que sus representantes, dueños de los monopolios que conocemos.
Entonces, las prácticas corrupción e impunidad, las formas de hacer negocios bajo el amparo del poder, las negociaciones de reparto de prebendas y privilegios que han estado presentes en la clase política mexicana y que halla sus raíces desde la historia Colonial, siguen vivas y desarrolladas a extremos solamente comprensibles a la luz del entendimiento de la codicia como motor de una disfunción social que ha alcanzado un grado muy alarmante, pues ha crecido a una dimensión de impudicia y criminalidad en la clase política y en la clase empresarial. México está sumergido en una violencia creada por los criminales que operan desde el amparo del poder y la legalidad y de aquellos que se hallan fuera de la legalidad. El tejido entre estas clases está anudado por los intereses económicos de enriquecimiento rápido y desproporcionado a las necesidades racionales de cualquier familia humana. Bajo las condiciones actuales se están generando fortunas inmensas en los sectores directamente involucrados en la guerra así como en otros también favorecidos por el Gobierno. A esto puede sumarse el consumo imbécil de una población embrutecida por la publicidad en un sistema económico que al final se está comiendo a si mismo.
El sistema Neoliberal que la clase política se empecina en continuar operando a pesar de su ostentoso fracaso para otorgar mayor bienestar y seguridad al pueblo de México, ha producido mas de 30 años de crecimiento magro, con Producto Interno Bruto por debajo del 4% y ha creado un tránsito de riqueza de las clases bajas, medias y medias altas a la clase mas poderosa y rica representada por los empresarios depredadores y los políticos corruptos. El resultado es un país donde la mayoría son pobres, sin oportunidades de desarrollo personal ó económico, destinados a morir pobres. Son las "poblaciones redundantes" del período Salinista dejados a su suerte porque no hemos sabido construir las bases de una sociedad con educación apropiada, trabajo remunerado y seguridad necesaria para el desarrollo de la vida.
Durante el período del Psicoanálisis Humanista, Abraham Maslow definió con exactitud la pirámide de las necesidades humanas. Sabemos con claridad que ningún desarrollo de la conciencia y madurez humana enfocada a valores trascendentes es posible si no están satisfechas las necesidades elementales que requiere el vivir. La pobreza,que engendra frustración, aunque lo nieguen los fundamentalistas de pensamiento conservador, produce violencia, primero al interior de las familias y después, al exterior, a la sociedad. Esto lo han creado los Sátrapas que nos han gobernado y que nosotros elegimos para la función pública, con ejércitos de ladrones, de saqueadores y ahora de asesinos que están matando a los hijos de madres y padres mexicanos. Viene de largo tiempo atrás, sin embargo, en lo actual, el ejemplo que la sociedad recibe de la clase política y de los empresarios expoliadores, es una aportación de los peores desvalores existentes: el robo, la corrupción, el asesinato y la impunidad como medios de enriquecimiento y poder. Los criminales son eso: criminales. No se parapetan detrás de las imágenes de políticos y empresarios honrados y respetuosos, pero son éstos últimos los que le dieron de palos al avispero y son tan criminales como aquellos que supuestamente combaten. Son criminales en la forma de GENOCIDIO ECONOMICO, matando seres humanos de hambre y enfermedades, aunque pretendan lo contrario.
Es sólo una opinión de algunas causas reales de la violencia, hay otras.